Mientras hay vida, hay
esperanzas


Todo ese día, Cristina no había probado bocado. En hora de la noche fue el individuo abrió la puerta, le puso un plato con guineo salcochado y pedazo de queso blanco y un poco de agua en una lata. Le soltó una sola mano y le quito el vendaje de la boca. Le acerco la comida con brusquedad. Si era para asustarla lo consiguió. Le indico que apurara los alimentos, lo cual hizo porque sentía ardor en el estómago, apuro toda el agua y la puso otra vez, en la posición anterior.
El asesino cuando salió dejo la puerta abierta. La chica comenzó a sentirse un poco más tranquilo. Por lo menos no moriría de una vez. Comenzó a pensar si con las demás fue así, al cabo de un rato escucho ruido de chasquido que venían de otro lugar de la casa, los ruidos venían acompañados de gritos de muerte. Comenzó a desesperarse. Los nervios la traicionaban. Parece que estaba asesinando a otra, esta gritaba muy desesperada. Quien será? se preguntaba. Sera alguien del pueblo? Dios!!! Qué horror.
Cristina no sabía que su amiga Alicia estaba siendo testigo horrorizada de lo que ella escuchaba. Se trataba de la mujer que descuartizo frente a esta. Se encontraban en una habitación próxima. Parece que el asesino raptaba a las jóvenes y después de un tiempo de tenerla en cautiverio las asesinabas. De pronto ya no se escuchó más nada y pasado unos minutos se escuchó un portazo, señal de que alguien había salido.

Pasaron varios días luego de todo aquello. El asesino iba una vez al día y le daba de comer y beber. Repentinamente se escuchaban disparos a lo lejos. Afuera estaba pasando algo. Había movimientos en la zona. Cristina se emocionó, en su ser surgió una esperanza. Quizás era la policía que había dado con el homicida. De su parte Alicia estaba en la misma. Confiaban que algo pasaría que la salvaría a cada uno en el lugar en que se encontraban. De repente se escucharon pasos apresurados próximos a la cabaña donde estaban las jóvenes. Alguien entro muy violentamente. Se escuchaban ruidos dentro del inmueble. Los corazones de las jóvenes latían muy acelerados. No sabían lo que estaba pasando, ni quien había entrado allí.
Humberto Guerrero Reyes
Continuara…..
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