El Murcia

Patricio de la Fuensanta Ibáñez era un cuarentón que había nacido en una familia muy cristiana. Nació un 8 de septiembre y por eso le agregaron a su nombre el de la virgen de la Fuensanta protectora de los murcianos. Estudio en una escuela de sacerdotes y la mayor parte de su vida se la paso dentro de la iglesia. Muchos pensaban que el chico sería un sacerdote, pero finalmente no opto por ello. Eso sí, sus creencias eran radicales. Ya había tenidos fuertes enfrentamiento por discusiones bíblica. El señor Patricio era el principal colaborador de la iglesia local. Sus creencias lo fanatizaban dentro de la moralidad. Era muy crítico de aquellos que no seguían los preceptos religiosos.
El señor Patricio decidió instalar el Restaurant Puerto Lumbrero de Murcia. Muchos parroquianos visitan este lugar. Era para cierta elite local y extranjera que iban hacer negocios de ganadería, agricultura o turismo. Muchos hombres de cierta edad también iban allí con compañías de ocupación, cosa que no eran del agrado del propietario, pero el negocio es el negocio. En este lugar se ganaban la vida una docena de ciudadanos de la comunidad; entre estos estaba la joven Cristina María Soto, era oriunda de este pueblo y logra llegar a estudiar en la universidad, pero no pudo terminar, por lo que opto por estudiar inglés y bartender. Entro a trabajar allí con mucha necesidad. El señor Patricio no quería darle empleo porque entendía que esta no tenía muy buena moral, pero ella presenta buena capacidad para el negocio por lo que no le quedo de otra


Había pocos parroquianos y esto fue aprovechado para entrar en conversación. Recordaban el pasado en diálogos eterno. Los ojos de ambos brillaban. Pero en un momento de esos llego Don Patricio. Cristina se puso algo nerviosa, pidió permiso y se puso en sus deberes. El Capitán Ramírez aprovecho para decirle al dueño del Restaurante que quería hablar con el, este acede y entran a la oficina del negocio.
Al terminar de conversar el Capitán se despide con un hasta mañana y luego se dirige a Cristina indicándole que regresaría al día siguiente. Que tenía que seguir hablando con el Español porque le estaba dando unas informaciones que necesitaba. Y se despidió

Al siguiente día, cuando el Capitán se despertó, estaba ilusionado como un colegial. Tenía motivos para regresar al Restaurant y volvería a ver a su amada. Arreglo unos documentos y salió.
Antes de llegar recibió una llamada a su móvil y era para informarle de la desaparición de otra chica, esta vez del mismo pueblo en que estaba. Eso lo puso de mal humor y preocupación. Le dijo a la secretaria que tenía que hacer una visita y que luego iría allá a ver este nuevo caso.
El investigador llega al restaurante y cuán grande fue su sorpresa al darse cuenta que la desaparecida había sido Cristina.
Humberto
Guerrero Reyes
Continua….
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