El principio del fin….
El detective no estaba seguro de si había acertado a su perseguido. Parecía que este conocía muy bien esos contornos y por donde huir, se le estaba siendo difícil darle alcance. La maleza y los arboles no ayudaban. Parece que el individuo se esfumo. Lamentablemente se le perdió. Estaba frustrado, lo tenía tan cerca. Se decidió a regresar, luego daría una batida con más agentes. Mientras regresaba pensaba en cuando llego al lugar del crimen. Comenzó hacerse una serie de cuestionamiento. Ángel David, el hijo de la asesinada estaba allí entre las gentes. Hay que ver si sabía que fue a su madre que habían asesinado. La mayoría de los de la reunión ya habían llegado. No vio algunos. Vamos a investigar! Se dijo.

El Capitán se dirigió al cuartel policial. Llamo a su secretaria y le pidió que citara a todos los hombres que estuvieron en la reunión con el cura incluyendo los sacerdotes de la iglesia junto al sacristán. Los interrogatorios se llevarían a cabo a partir del siguiente día, comenzando en la mañana temprano. Le ordeno que hiciera las citas de forma aleatoria, pero que comenzara con los cura y el sacristán, luego los demás. Estaba convencido que dentro del grupo de todos los entrevistados estaría el asesino.
El pueblo era una comidilla con relación a los acontecimientos. Todos solo hablaban de las desapariciones, los asesinatos y ahora las citaciones. El pueblo era todo nervio. Habían citado hasta al Alcalde y los curas. La gente estaba sorprendida, porque eran autoridades, pero como se había hecho por citas que suponían ser de asistencia voluntaria, las personas preferían ir por no caer en las lenguas peligrosas de la población. Se entendía que si alguien se negase es porque tenía algún tipo de culpabilidad. No faltaron los que pusieron su voz de protesta, aduciendo que esto lo difamaba, ya en el cuartel le explicaban que era mejor someterse al interrogatorio y salir airosos que seguir sospechosos ante la opinión pública. Además las personas querían la cabeza de alguien. Aquella locura tenía que llegar a su fin.

Al siguiente día se iniciaron los interrogatorios bien temprano. Llego el personal de la Iglesia, con estos tomaron toda la mañana, siguieron los comerciantes en hora de la tarde. Toda la jornada se extendió hasta cerca de la medianoche con las personalidades de la población. Al segundo día siguieron con los que faltaban, ya para las cinco de la tarde habían concluido.
Algunos de los interrogados llegaron a la iglesia a conversar con el cura. Allí estaban: Ángel David, el hijo de Doña Ramona y heredero de la fortuna de esta; El Sacristán que siempre se mantenía cerca tratando de escuchar lo que hablaban los ricos del pueblo; Don Víctor Almonte, el dueño del Hotel, el Alcalde y el Cura. Todos daban dato de su interrogatorio, Don Víctor decía que nunca debieron llevar a los curas allí, que eso es una falta de respeto a las sotanas. El cura disculpo a las autoridades recordando que dentro del templo se había cometido un crimen y nadie estaba a escapo de ser sospechoso.

Don Víctor que era uno de los que habían interrogado el segundo día les dio una primicia al grupo. Cuando a él lo estaban interrogando, en ese momento se comentaba en el cuartel que los resultados del análisis a los objetos encontrados en la vagina de las víctimas habían sido analizados e identificado. Que cuando se mencionó esto, el detective detuvo todo y fue a consultar con su equipo. De allí vino muy pensativo, refirió este. Eso me preocupo mucho. Tal parece que a él no fue solamente que le preocupo. Todo el grupo se quedó pensando. Se preguntaban, Que pasara ahora?


Humberto Guerrero Reyes
Continuara……