El conejo cae en la trampa

Ese
mismo día había llegado el informe de la Necrocia. Este vino a confirmar las
sospechas del capitán, mas habían llegado también resultados de investigaciones
que había solicitado. Estaba emparejando todos los elementos. Cada cosa en su
lugar. Estaba poniendo en práctica todo lo que había aprendido sobre investigación
criminal. Habían dos elementos que llamaban la atención de manera especial: Uno
era el clavo en la mano izquierda de todas las víctimas. Según había investigado
sobre que podía esto significar, sus conclusiones eran que esto tenía que ver
con algo religioso. Según había pensado, a cristo lo matan clavándolo en la
cruz. Investigo lo que podía significar el clavo:
“Los
Reyes de España veneraban el día de Viernes Santo el clavo que se guardaba en
la Capilla Real de Madrid y que se consideraba procedente de los que se
utilizaron para la crucifixión de Cristo. Ese día, los Reyes concedían el
indulto de los reos de muerte, uno por cada Audiencia Territorial.
Piaculum
significa sacrificio expiatorio en honor a una divinidad que había sido
ofendida por irregularidades cometidas en los sacrificios anteriores o bien
para aplacar su cólera manifestada por prodigios y sin causa aparentemente
conocida.
El término piaculum (que no
es igual que lustratio), ha guardado siempre en la lengua latina un doble
sentido, significando a la vez falta cometida y la propia expiación de ésta. En
la antigua Roma, todas las ceremonias, especialmente las religiosas, estaban
plagadas de detalles que había que realizar con una precisión impecable.
Bastaba un olvido insignificante, un ligero error en la práctica del ritual
para que hubiese piaculum. Una palabra mal pronunciada, una ofrenda mal
colocada, una libación mal extendida o un instrumento cambiado de posición,
eran otros tantos piacula. Estos piacula eran especialmente graves y numerosos
en los ritos funerarios y en el culto a los dioses.
Algunos sacrificios afectos
de piacula debían repetirse una y otra vez hasta treinta veces, hasta lograr la
perfección absoluta. Lo más frecuente es que el acto expiatorio consistiese en
un sacrificio siendo la víctima un animal. Ciertos sacrificios tenían un
caracter general, como por ejemplo la porca praecidaneae que cada año se
ofrecía a Ceres antes de conseguir los frutos nuevos; y estaba destinada a
expiar los errores del ritual funerario que hubiesen podido ser cometidos desde
la precedente recolección.
Había incluso piacula
preventivos en el sacrificio de las víctimas llamadas praecidaneae que se
inmolaba la víspera de los saceificios solemnes. La expiación no era admitida
cuando la falta había sido cometida o la violación perpetrada voluntariamente.”
Según estos datos el colocar ese clavo significaba buscar purificar a la persona de los males que había hecho. Castigo y limpieza. Un significado parecido a lo que encontraron en sus vaginas. Varias pequeñas hojas de clavero con una flor:
“Flores regulares de
cinco pétalos y numerosos estambres, y el rudimento del fruto que se sitúa
debajo de la flor y no en su seno; de manera que cuando aquél llega a su plena
madurez, el cáliz -que suele persistir- lo corona. Los
pétalos plegados con los estambres dentro forman la cabeza del clavo.”

Alrededor de la iglesia se movía el asesino, es
por esto que todos los que acostumbran a visitar el templo fueran interrogados.
Lo último que faltaba era buscar la procedencia de la flor del clavero y ya tenía
la información, esto catapulto sus sospecha y es por ello que ya tenía la idea
de quién era el asesino y además el motivo. Con la trampa que había ideado,
este caería en el anzuelo.
El investigador se aposto próximo al lugar que
la última vez vio al sospechoso a eso de la medianoche. Ya eran la 1:40 de la
madrugada cuando observo una silueta en la oscuridad de la noche moverse por el
follaje. Al detective le brillaron los ojos muy parecidos al de las panteras
cuando están de cacería, vio que sus sospechas eran fundadas. Todo estaba
saliendo según sus planes.
Siguió al individuo buscando no despertar
sospecha, necesitaba saber dónde estaba su escondite. Siguieron el curso del
rio, pasando por una hondonada. En la proximidad de un enorme árbol doblo a la
derecha. No había camino por allí, pero se notaba que ya se había caminado por ahí.
Era muy difícil la persecución sin hacer ruido. El elemento apuro el paso, tal
parece que se dio cuenta que le perseguían y repentinamente se esfumó en la vegetación
y la oscuridad.
El criminal entro a la cabaña donde estaban las
chicas secuestradas. Tanto Alicia como Cristina se exaltaron al escuchar el ímpetu
con que se abrió esa puerta, se imaginaban que algo grave pasaba. Alicia
escuchaba mucho ruido, luego de la entrada del que se supone era el criminal
quien había entrado. Luego de un rato, efectivamente era este quien andaba por ahí,
su corazón se aceleró mucho. La puerta del cuartucho donde estaba se abrió de golpe
y el homicida entro con su capucho arrastrando a una mujer. A esta si conocía,
eran amigas cercanas, Cristina. Sus ojos se desorbitaron, le haría lo mismo que
a la otra.

El criminal que en un primer momento se
perturbo, cuando reacciono levanto el cuchillo para matar a la chica y en ese
momento se escuchó una detonación..
En el pueblo se escucharon disparo, todo mundo
se despertó, se escuchaban un poco lejanos. Las autoridades estaban en la
calle. Habían pasado unos treinta minutos desde las detonaciones, hasta ahora
nadie sabía nada. De repente alguien venia corriendo gritando que ya lo tenían,
que venían por detrás de la iglesia, todo el pueblo se agolpo hacia la Iglesia,
todos querían saber de quien se trataba.

Las personas pedían explicación, que paso aquí?.
El investigador pidió calma y silencio, quería aclarar algunas interrogantes.
Este señor siempre fue su sospechoso, por eso había ido en varias ocasiones al
Murcia, donde precisamente se topó con el amor de su vida, Cristina. Había
previamente investigado las personas del pueblo. Con relación al Don Patricio
se llegó a enterrar de su fanatismo por la religión y sus críticas hacia las jóvenes
que eran difamados. En las tertulias que sostenían en la iglesia siempre se
expresaba muy mal de esas jóvenes como pecadoras. No quería saber de estas.
Hizo investigación de la flor y la hoja que se habían encontrado en las vaginas
de las chicas asesinadas a partir de ahí, solo espero las investigaciones de la
Necrocia. Comenzó a investigar sobre las compras del Murcia y se enteró de que
cada mes recibía cajas de comida de España y entre la lista de alimentos había encontrado
el envío de La flor del clavero con su fruto y en grandes cantidades, se suponía
que eran para la preparación de los alimentos del restaurant, pero nadie más traía
eso al pueblo. Eso le hizo llegar a la conclusión de quien podía ser el
asesino: Don Patricio de la Fuensanta Ibáñez.
Humberto Guerrero Reyes
Fin